En este blog vienes recibiendo algunas indicaciones sobre los distintos tipos de pelo de los cánidos y su cuidado, lo que de modo particularizado obtendrás en Zintzo, en c/ Elcano, nº 33, tu peluquería canina en Bilbao. Porque cada perro es único y para que luzca perfecto, no sólo por pura estética, sino por comodidad y salud.

En la época estival, el disfrute al aire libre contribuye a la deshidratación de los mantos así como al apelmazamiento y enredo de según cuáles. Sabemos de la importancia de los cepillados y de los baños con elementos que nutran piel y pelo dependiendo de las distintas necesidades. Sabemos también que, a pesar del tiempo vacacional, se descuidan a veces estos aspectos.

Esto es válido, en realidad, para cualquier época del año. ¿Quién puede pretender que alguien haga “en un ratito” lo que se debería haber hecho durante… meses? Piensa que es por su bienestar.

De vez en cuando es recomendable, por tanto, que acudas al profesional, que realice esta labor de saneado y recuperación del manto y te asesore sobre cómo continuar el mantenimiento; y si éste no lo puedes llevar a cabo tú, deberías llevar a tu compi peludo a su peluquería canina en Bilbao para que se lo hagan.

El nudo retiene la suciedad y cuesta mucho lavarlo. Cuando al fin lo logras, lo mismo que retenía la suciedad, retiene el agua, por lo que cuesta secar una barbaridad al no fluir el aire con la facilidad que lo hace entre el pelo suelto. Igualmente, si llueve permanecerá más tiempo con humedad.

Un pelaje enmarañado produce, si no dolor, incomodidad y constantes tironcillos de la piel a modo de picor. En su necesidad de rascarse y no conseguir hacerlo a gusto, por engancharse en los nudos o no llegar a sentir alivio en la piel, no hará sino enredarlo más.

Además, debajo de la maraña pueden ocultarse espigas y restos de vegetales u otros objetos indeseados que pueden, a su vez, provocar heridas de las que, quizás, no nos percatemos hasta que deriven en algo peor.

El truco: no dejar que se haga. No esperar a que haya un pelotón de nudos para empezar a usar el peine y cuando tu amigo se queje decir “bueno, ya te dejo y en otro momento te quito otro poco”, es decir que ya estamos acumulando. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuánto acumulado?

La solución será una sesión de peluquería bastante más larga y, por mucho que nos esmeremos, menos agradable, en la que la peluquera de Zintzo hará lo que se pueda y no siempre lo que se quiera.